La decisión de alquilar o comprar un local para un negocio, depende principalmente del capital o la capacidad de financiamiento que se tenga.
El comprar un local ofrece la ventaja de contar con un activo tangible que podríamos tomar como una inversión a largo plazo.
Mientras que el alquilar un local ofrece la ventaja de reducir considerablemente la inversión inicial, y minimizar el riesgo; aunque presenta la desventaja de tener que pagar permanentemente un alto monto como renta, por un activo que nunca será nuestro.
Comprar un local pareciera ser una mejor opción, pero a no ser que contemos con suficiente capital o financiamiento como para comprar uno, el arrendamiento se presenta como una buena alternativa.
Los costos de alquiler de un local varían dependiendo de la ubicación de éste, mientras más cercano esté a sitios comerciales, mayores serán los costos; y mientras más alejado esté, menores serán los costos, pero también, el público que circule por la zona. Una buena alternativa podría ser conseguir un local ubicado en los límites de las áreas comerciales.
En cuanto al contrato de alquiler, debemos tener siempre mucho cuidado al momento de firmarlo; los contratos de arrendamiento suelen ser un tanto complejos, y cometer un error al firmarlos podría salirnos muy caro.
Algunos aspectos que debemos tomar en cuenta antes de firmar un contrato de arrendamiento son:
Duración del contrato
Un contrato de corta duración podría minimizar el riesgo, ya que no estaríamos obligados a seguir pagando el alquiler, en caso que el negocio no llegue a prosperar. Pero, por otro lado, podría ser una desventaja en caso que el negocio llegue a prosperar, y el dueño del local decida retomar su local o aumentar el precio de alquiler.
Y firmar un contrato con un plazo de larga duración, podría asegurarnos de no tener que desocupar tan prontamente el local en caso que el negocio llegue a prosperar, y el dueño no quisiera renovarnos el contrato. Pero, por otro lado, podría ser una desventaja en caso que el negocio no llegue a prosperar, y tengamos que seguir pagando el alquiler; aunque esto podría solucionarse subarrendando el local o vendiéndole el negocio a un tercero; pero siempre y cuando el contrato incluya una cláusula que permita ello.
El monto a pagar
El monto a pagar por el alquiler, suele ser un monto fijo que debe pagarse mensualmente; sin embargo, en algunos casos, por ejemplo, en algunos centros comerciales, el monto a pagar por el alquiler podría depender de las ventas que el negocio obtenga: se establece un monto mínimo fijo mensual, y luego, se aumenta o disminuye el pago del alquiler de acuerdo a las ventas que el negocio genere.
Lo recomendable es buscar un pago fijo de alquiler, sobre todo si el plazo de duración del contrato es largo.
Cláusulas de salidas
Cláusulas de salidas son cláusulas que normalmente se incluyen en los contratos de arrendamiento, que nos permiten quedar exonerados de las obligaciones del contrato si es que se dan determinadas situaciones desfavorables.
Debemos procurar que el contrato contemple el mayor número de cláusulas de salida a favor nuestro, y así minimizar la pérdida que pueda haber en caso que el negocio no llegue a prosperar tal como esperábamos.
Las cláusulas de salida o de escape más comunes, y que deberíamos procurar conseguir son:
posibilidad de vender o traspasar el negocio: posibilidad de vender el negocio, pero seguir siendo nosotros los responsables por los pagos del alquiler y por cualquier falta que cometa el nuevo dueño del negocio.
posibilidad de transferir la propiedad del contrato si decidimos vender el negocio: posibilidad de vender el negocio y, a la vez, transferir el contrato de alquiler al nuevo dueño del negocio, asumiendo él la responsabilidad del pago de los alquileres y del cuidado del local.
posibilidad de ceder el contrato de arrendamiento a un tercero: posibilidad de que, por alguna razón, transmitamos los derechos y deberes del contrato a algún tercero.
posibilidad de subarrendar el local: posibilidad de arrendar una parte o el total del local, a un tercero.
posibilidad de cancelar el contrato si por alguna razón no se puede abrir el negocio: por ejemplo, en caso que no nos lleguen a otorgar la licencia de funcionamiento o algún otro permiso.
posibilidad de disolver el contrato en caso que el negocio no prospere: cláusula que es poco probable que el dueño del local acepte, pero que se puede llegar a obtener a través de una buena negociación.
Obras y mejoras
Además de las cláusulas de salida, otro aspecto que debemos tomar en cuenta al momento de firmar un contrato de arrendamiento, es la realización de obras o mejoras en el local.
Debemos procurar incluir en el contrato los acuerdos que hayamos llegado con el dueño del local sobre las obras o mejoras que podrían necesitarse realizare, debemos señalar cuáles podemos hacer nosotros, cuáles no podemos hacer, cuáles debería realizar el mismo dueño del local en caso que sean necesarias, etc.
Buscar asesoría legal
Y, por último, algo que deberíamos considerar antes de firmar un contrato de arrendamiento, es contar con la ayuda de un buen abogado con experiencia en el tema.
Los contratos de arrendamiento suelen ser un tanto complejos, y un error cometido podría ser perjudicial para nuestro negocio, por lo que siempre es aconsejable contar con la asesoría de un buen abogado, que nos evite cometer errores al momento de firmarlo, y nos procure conseguir las mejores condiciones posibles.
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